Los esquemas comerciales pueden definirse como los modos, estrategias y procedimientos que utilizan las empresas para vender productos y servicios. Son tan antiguos como el marketing mismo, persiguiendo siempre los mejores métodos para cumplir ciertos objetivos, que pueden ser: dar a conocer la marca, llegar más consumidores o al público objetivo, incrementar las ventas, lograr un mejor posicionamiento SEO, etc.
A lo largo de las décadas se han configurado diversos esquemas o doctrinas comerciales, las cuales se han enfocado alternativamente en distintos aspectos: lo que se pretende vender (la mercancía), las decisiones corporativas, el mercado con sus fluctuaciones, la funcionalidad de la empresa, los socios comerciales, el consumidor, el entorno social, entre otros. Los modelos aplicables varían según las tendencias del marketing y las necesidades específicas de cada empresa.
¿Quién determina qué es legal y qué es ilegal en un esquema de comercialización?
Todas las empresas utilizan estrategias para mercadear sus productos y servicios. Tiendas de todos los tamaños, corporaciones, sitios de casino en linea, distribuidoras, agencias de viaje, marketplaces, corredores de bolsa, traders y un largo etcétera.
Podría pensarse que cualquier acción es válida para lograr objetivos y llamar la atención de los clientes en un mercado competitivo. Pero esto no es cierto. Tanto el marco legal de cada país como la ética empresarial, juegan un papel importante en lo referente a los límites existentes para el diseño y desarrollo de esquemas de comercialización. Principalmente las leyes, pues es allí donde se indica, en última instancia, las circunstancias en las cuales se está cometiendo un delito o se está procediendo de manera punible al mercadear productos y servicios.
Señales de alerta
Hay ciertas estrategias engañosas que han sido usadas, transformándose en estafas con resonancia en el ámbito internacional. Como es de esperar son ilegales en la mayoría de los países. Están basadas en el falseo u ocultamiento de información crucial para los inversores, creando perjuicios graves en estos con el único fin de otorgar beneficios económicos rápidos a quienes las elaboran.
Muchos de estos modelos tienen décadas o más de un siglo de antigüedad, como es el caso de los fraudes piramidales. No obstante, empresas y particulares continúan replicándolos en el presente.
Los procedimientos comerciales fraudulentos comparten características como:
- Asegurar ganancias muy rápidas y/o mayores a lo sensatamente esperable en corto tiempo
- Restar importancia a los riesgos de inversión o negarlos
- Presionar para invertir ahora utilizando el FOMO (Fear Of Missing Out)
- Reclutar gran cantidad de inversores y presionar a quienes participan para invitar a terceros
- Ocultar información fiscal o constitucional de la empresa
Aunque algunos de los siguientes esquemas comerciales ilegales son puestos en marcha por empresas de dudosa credibilidad, hay casos sonados de marcas debidamente constituidas que también se valieron de este tipo de procedimientos.
Esquema pump-and-dump
Este es un tipo de estafa que se basa en la manipulación de expectativas respecto a un activo o una serie de ellos. Se da frecuentemente con tokens, criptomonedas, acciones bursátiles y fondos de inversión. En realidad, con cualquier mercancía de precio volátil. Consiste en la promoción de activos de bajo valor como si fuesen a revalorizarse rápidamente, o prometiendo que se cotizarán muy por encima de su precio en poco tiempo.
El objetivo es conseguir que cierta cantidad de personas inviertan o entren en el negocio fomentando el “miedo a quedar fuera”. Para ello se indica que la oferta es limitada y se lanzan campañas publicitarias agresivas. Una vez que se consigue una cantidad significativa de liquidez por parte de quien promociona, el activo se vende y su precio decae considerablemente. De allí proviene el nombre pump and dump (bombear y desechar).
Esquema piramidal
Es un modelo de uso extendido entre compañías de todos los sectores. Consiste en contactar participantes o inversores, cada uno de los cuales recluta a más participantes a su vez, quienes deberán reportarles parte de sus beneficios. Se va construyendo entonces una pirámide en que los inversores originales multiplican sus ganancias, gracias a todos aquellos que se van integrando (los referidos y los referidos de estos). Mientras más alto se esté en la pirámide más dinero se genera de forma pasiva.
En sí, obtener ganancias por referidos no atenta contra la ética en los negocios. Sin embargo, el fraude piramidal se da porque llegado un punto hay sobre oferta del activo en el mercado. Como consecuencia de esta saturación los beneficios terminan disminuyendo para todos. La mayoría no recupera su inversión y el esquema se vuelve inviable.
Esquema Ponzi
El esquema Ponzi es un derivado de las estafas piramidales. Se invita a los inversores a participar de un negocio ficticio o engañoso, asegurando que dicha inversión generará utilidades abultadas de forma rápida. Posteriormente se buscan más inversores y con el dinero de los segundos se pagan las supuestas ganancias de los primeros. Es decir, realmente no se está poniendo dinero en activos comprobables, todo proviene de los mismos clientes que desconocen este proceder.
Se caracteriza porque ofrece retornos de inversión más altos de lo esperado y prácticamente sin riesgos. Muy a menudo, al principio resulta tal como se indicó. Sin embargo, este tipo de modelo solo puede sostenerse añadiendo nuevos participantes dispuestos a poner su dinero. Una vez descubierta la estafa, o cuando dejen de llegar nuevos inversores, el esquema colapsa.
Recibe su nombre de Carlos Ponzi, un estafador italoamericano quien cometió una estafa piramidal de este tipo con cupones para remesas en 1919.
Esquema short-and-distort
Es una estrategia fraudulenta asociada a las llamadas “ventas cortas al descubierto” o naked short sellings. En ellas el comerciante vende acciones/ activos que no posee o no ha pedido.
Cuando se hace short and distort (cortar y distorsionar), se promociona algún tipo de activo (es ampliamente usado en el trading) para atraer a los inversores. Luego de que estos han puesto su dinero, se crea una campaña de desprestigio con la finalidad de reducir el valor de lo que se ha vendido o de cuestionar a la empresa. Quien la realiza obtiene beneficios económicos provenientes del diferencial de precio propiciado.
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